viernes, septiembre 28, 2007

Un días más

Todo parece ser un tierno recuerdo de infancia, recuerdos que sólo han pasado por un pestañeo de mis ojos invidentes, mis pestañas marchitas. Me restriego esas viejas ventanas sucias y descoloridas, pero no hay caso. Todo cuanto viví o conocí parece ser una burla de mal gusto.
Una vez más despierto. Otro día que se pasa en vano... ¿Nada útil que hacer? ¿Y qué podría hacer? ¿El mundo dejará de existir, cambiará en algo? Por supuesto que no, todo seguirá igual que siempre, las sociedades se crearán, desarrollaran y nuevamente se pudrirán una y otra, y otra vez. Entonces... que sentido tiene que haga algo o no. Los días seguirán, pasan; nuevos sueños se crearán y muchos otros moriran.
Hoy es un nuevo día, uno como tantos otros, un nuevo día que pasa en vano, un día menos de vida. Bueno, no puedo ser tan negativo... por lo menos... por lo menos es un día menos que ya no tendré que vivir. ¡Bien! No ha sido un días en vano, despues de todo. ¿no?

sábado, marzo 24, 2007

EVOCACIÓN DEMONIACA




La noche abrazaba a la ciudad, los espectros, dichosos, salían al encuentro para apoderarse de sus incautas víctimas. Pero estos espectros no son como aquellos conocidos por el folklore, como de seguro habrá venido a vuestra mente. No, claro que no: estos espectros son aquellos formados por nuestras experiencias; por la interacción que tenemos con otros seres similares a nosotros, de la misma “especie”, seres llamados humanos. ¿Pero qué tiene que ver esto con nuestra historia? La verdad... todo. Como lo descubrirás a continuación. Además... ¿quién no tiene algún demonio de este tipo que no lo atormente?

Mientras todas las criaturas huían para guarecerse de estos demonios. Sentado en la rama de un árbol ya sin vida, estaba un hombre, como si estuviera meditando, y de vez en cuando veía alrededor para verificar que nadie lo estaba observando. Ya estaba completamente oscuro, por lo cual no sabía si proceder o no. Lo pensó un momento, un momento tan largo que se podría decir que estuvo horas planeándolo. En fin se decidió, y tomando el hacha que se encontraba a su lado derecho respiro profundo, como tratando de darse fuerzas para partir, fijó su vista en la oscuridad casi impenetrable, miró una vez más para asegurarse de que no habría testigo alguno, al fin, seguro ya de esto, emprendió la marcha.

Miraba los gestos acusadores de la arboleda espesa que lo rodeaba y cubría, mientras la iba cercando. Observa intrigado su instrumento favorito, aquella pequeña hacha, un poco temeroso e indeciso de lo que podría hacer con ella. Mientras esto hacía, notó que con cada malversación de su mente, los árboles se retorcían cada vez; mientras más crueles eran sus pensamientos y actos, más severos era el rostro de aquel bosque, de esa sociedad inerte e inmóvil. Hasta que por fin, no pudo aguantar más, alzó el hacha con ambas manos y de inmediato se lanzó a la tarea que tanto había anhelado, y así comenzó a dar golpe tras golpe en la carne astillada de aquellos repugnantes seres que lo miraban cada con más odio y mucho más desprecio. Mientras esto hacía notó que estos árboles lo rodeaban cada vez. Arrancó cuantas cortezas pudo lanzando al suelo a los de rostros más severos fruncidos y repulsivos; aquellos que parecían ser más familiares y cuyo recuerdo le causaba mayor dolor. Saltaba de contento, como si estuviese en el paraíso, esgrimiendo a placer el hacha, la cual estaba cubierta de una especie de sabia de un hermoso color... ¿rojo? Y fue allí donde los demonios de los cuales les había hablado en un principio comenzaron a apaciguarse a la vez que se desvanecían, mientras la confusión de la mente de nuestro queridísimo amigo fue aclarándose poco a poco a la vez que unas... especie de garras le dieron alcance agarrando los brazos e inmovilizándolo, tumbándolo al suelo. Cuando su mente se despejó del todo pudo ver con claridad los cuerpos desparramados por doquier, con un brillante y hermoso color rojo que los cubría de pies a cabezas y fue allí que cayó en la cuenta del porqué esas alucinaciones de árboles formaban rostros tan infames y a la vez tan familiares; eran pues todos aquellos que alguna vez dañaron a nuestro querido amigo. Como ya habrán adivinado, claro está, no eran árboles los descuartizados y tumbados, sino los que alguna vez fueron seres humanos...